viernes, 12 de agosto de 2011

Puertas...


A veces me cansa que me veas sin verme,
que me escuches sin oírme.
Me invitas a pasar y luego me cierras la puerta.
Me llamas y cuando acudo,
te pones a verme con cara de sorpresa espantada.
No sé por qué insistes en cerrar las puertas de tu corazón.
Amor mío, lamento informarte que las puertas de tu alma
siempre han estado abiertas y por ahí entré.
Así que el día que me encuentres rondando por ahí,
no vayas a andar suponiendo que me colé como los ladrones,
o que soy tu acosador personal.
Lo siento cariño, pero estoy donde me alojaste tú.