
A veces me preguntas si te quiero,
y yo callo…
aunque sea por un instante.
Porque a veces
tu pregunta arriba en un momento
en que los desprecios me tienen muda
y con el alma desierta.
Entonces,
es como si debiera viajar al centro de mí misma,
al subsuelo de mí
y desenterrar de a poco
las razones por las que te he querido.
Y a veces,
entre medio del polvo, aún son ciertas.
Otras veces,
tras la cortina del llanto,
ni siquiera son visibles.