sábado, 27 de septiembre de 2008

Meditación freudiana



No sé por qué,
pero rara ves puedo escribir
cuando estoy feliz.
La felicidad (creo) se me va en acciones.
La tristeza, en cambio,
se destila en palabras.
Para escribir, de menos,
me falta la melancolía,
el ánimo meditabundo
o el cuestionamiento existencial.
Eso me hace preguntarme
si realmente soy (¿seré?)
escritor.
Quizá sólo sea un paciente en terapia
y el papel es mi analista.

2 comentarios:

Aarón Avilés dijo...

Oh, si. Creo que aveces solo queda escribir que no hay mucho que escribir pues todo esta bien en la vida... Aparentemente... Pero sigo pensando que el que quiera ser escritor, que escriba.

Mi maestra de ergonomia siempre nos cuenta que cuando José Alfredo Jimenez se percató que podian pasar dias, semanas y meses sin que se le ocurriera nada interesante, decidió hacer de, digamos, su hobbie... su oficio. Y que desde entonces se puso a escribir todos los dias una carta o algo, y que a lo mejor de esos escritos un fragmento o una frase le iba a funcionar para hacer una canción.

Mario Iribe me dijo una vez que como habia dicho alguien mas "Que no pase un solo dia sin que traze una linea".

Lic. Alejandro Cárdenas Calderón dijo...

Preguntame a mi....


recuerda que el alex que entro a taller era una persona muy enojada... y necesitaba alguien silencioso que lo escuchara sin preguntar ni verlo extraño.

me puso un poco melancolico jajajja

muchas gracias por aguantarme hasta en mis peores genios geito=)

que al fin... para eso somos gente de jueves ;D